viernes, 20 de septiembre de 2013

Dos viajes a Honduras en un mismo año

Desde el principio había pensado no escribir sobre este viaje, pues hice un video en que lo resumí todo y lo subí a mi canal de YouTune, pero la verdad es que está muy resumido todo, así que me senté a escribir unas cuantas líneas para ampliarlo. Aunque ya pasó un mes desde que regresé...

El 14 de agosto, mi familia y yo nos subimos al carro y salimos rumbo a Honduras. Ya habíamos ido en marzo y para lo que quedaba del año, jamás pensé que volveríamos a ir, no este año. Pero un amigo de mi padre le invitó a que se diera una vuelta por allá y allá fuimos los cinco junto con una tía y un primo. Siete en total más las maletas y un poco de chécheres que no pueden faltar. Para el viaje de marzo, yo había tomado varias fotos con mi cámara, pero esta vez pensé en que mejor debería grabar videos, para luego reunirlos y posteriormente hacer un video con todos ellos. Se trataba de una especie de daily vlogs, pero claro que mal hechos; sin separaciones por día, carentes de información básica y toda la desfachatez habida y por haber.

Pienso que no pudo haber quedado tan mal el video. Me tomó algo de tiempo montarlo, pues hubo muchos copiar/pegar/cortar/Supr/guardar/mover/volver a guardar... Pero creo que pude resumir todo el viaje, por lo menos lo que yo viví.


Las pocas fotos que tomé las subí a Instagram (sígueme: @AlterLemo),
pero fueron realmente pocas, solo unas cuantas.

De salida pasamos por un mirador en Playa Jacó, en Costa Rica. Es un lugar en el cual tenemos casi por costumbre llegar y enseguida bajar del carro, tomar fotos, hacer un poco de estiramiento y volver a subir al carro para continuar el camino. Todo brevemente. Es un lugar muy bonito, pues el mirador da hacia el mar y la playa, donde casi siempre se puede observar gente bañándose a la orilla, otros surfeando más adentro; uno que otro barquito pesquero y de fondo, tras la playa, crece la ciudad de Jacó. Mentras tanto la brisa acaricia tu cuerpo acá en lo alto del mirador.

Luego de pasar por Peñas Blancas (frontera de Costa Rica con Nicaragua), el paisaje continuaba. Dejamos atrás más de un volcán (creo), a los abanicos gigantescos que generan energía eólica y al lago Managua, que se extendía a un lado del camino. De ahí pasamos a otro lugar donde también es costumbre ir, pero esta vez, ahí en Nicaragua: el mirador de Catarina.

Íbamos para Catarina pero mi papá se pasó la carretera que había que tomar y fuimos a dar a la ciudad de Granada. Preguntamos por direcciones y un señor se ofreció a guiarnos en su bicicleta hasta la carretera que debíamos tomar. Le regalamos algunos córdobas y una bullita en agradecimiento. Cómo aún hay gente amable...

El mirador de Catarina tiene una vista especial que da hacia el Lago de Apoyo, una maravilla de este mundo. Para entrar hay que pagar cierta tarifa dependiendo del tipo de carro que se introduce al sitio. Adentro tienen un área exclusiva de venta de artesanías, curiosidades y recuerditos, pero antes de llegar, a orillas de la carretera que lleva al mirador, también se observan artesanías y viveros con plantas de todo tipo, que los habitantes exhiben para su venta. Catarina es una ciudad colorida y agradable que se deja recordar por su clima fresco y su ambiente alegre.

El mismo día salimos rumbo a Honduras, llegando a Tegucigalpa alrededor de las 2 am. Dormimos y ya en la noche de ese nuevo día estuvimos en una fiesta que ofreció el amigo de mi papá. Música jazz en vivo, gente cool, boquitas (abrebocas), refrescos... Yo la pasé excelente.

Al día siguiente, fui temprano a la habitación donde se hospedaban mis padres, a preguntarle algo a mi mamá. Al entrar, lo primero que hice fue fijarme en un librero que tenía checkeado desde la vez pasada que fuimos en marzo. Esta ocasión no podía dejarla pasar. Me tomé la libertad (descaro, lo que sea...) de revisar qué libros había por ahí que de repente pudieran simpatizarme, arriesgándome a tomar uno que abriera una puerta secreta y me llevara a descubrir una parte oculta de la casa. Encontré Ángeles y demonios, de Dan Brown y empecé a leerlo. No avancé mucho, pero su dueño es amigo mío, hijo del amigo de mi papá, y me dijo que podía llevarme el libro. También me dio otros libros y ahora no recuerdo si dijo que me los regalaba, prestaba o qué. Los leeré y a ver si se los devuelvo... Ji, ji, ji, ji...

En la tarde me separé de mi familia, quienes iban al parque de "el Picacho", a ver al Cristo que permanece en lo alto de una montaña que hay en un extremo de Tegucigalpa. Pues, yo me fui con unos amigos a la colonia Alemán, a casa de una amiga. Por allá almorcé y la pasé muy bien. Hablé con mi amiga la mayor parte del tiempo que permanecí ahí. Antes de irme jugué Wii por primera vez y me tocó bailar el aserejé. Fue super gracioso y divertido aunque al final perdí, pues mi contrincante obtuvo la mayoría de puntos pero, ¡algún día habrá revancha!

Los días restantes me los pasé entre lectura, tv, platicas, risas, viajesitos, comidas y revisando mis redes sociales, aunque no mucho, pues me prometí que en este viaje me iba a distanciar un poco de ellas.

De ida le cantamos el feliz cumpleaños a mi primo Abi, pues estuvo de cumpleaños; de regreso  le cantamos a mi hermano Henry. Nos quedamos esperando el pastel...

Creo que el próximo viaje GRANDE será en diciembre, cuando vaya por primera vez a Chile, pero de eso hablaré luego e incluso podría hacer vlogs y todo el cuento... ¡Ya quiero que llegue el día del viaje!


Fotos de mi viaje a Honduras en marzo: